El éxito y la calidad de vida de un paciente renal en diálisis, está muy relacionado con los conocimientos que este pueda adquirir sobre todo lo inherente a la diálisis.


Conocer su peso seco, saber la velocidad de la bomba de la máquina mientras se dializa, así como la importancia de esto en el resultado final del procedimiento; la cantidad de libras o kilos que se le va a extraer en cada sesión de diálisis y llevar un control permanente sobre la cantidad de líquido que debe tomar, puede ser determinante para su estabilidad. Todos estos datos deben ser del conocimiento del paciente, y tanto el médico como la enfermera o técnica están en la obligación y el deber de darle sin objeción alguna.


El paciente renal crónico debe conocer cuáles alimentos puede o no consumir y aquellos que le están parcialmente permitidos, debido a la cantidad de potasio, fósforo y otros elementos que en exceso pueden ocasionar daños a su salud, y hasta causarle la muerte.


Entre dos sesiones de diálisis, el paciente renal no debe llevar más de dos kilos (unas 4.4 o 5 libras) de peso y los fines de semana, dos kilos y medio, ya que son tres días sin dializar.


Al salir de cada sesión, lo ideal es que cada individuo en diálisis salga con el peso seco; aunque a veces, por diferentes circunstancias, esto no es posible lograr.


La acumulación de líquido en el abdomen (líquido en la barriga) y en las extremidades, puede ser el resultado de uno de los siguientes factores: 1) una mala diálisis, en la que no se le extrae al paciente la cantidad permitida que requiere; 2) falta de control del paciente en la ingesta de líquido, producida por la ansiedad, y 3) falta de asesoramiento.

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