A menudo el paciente en diálisis, suele caer en momentos de depresión, al meditar sobre la enfermedad y recordar cuan diferente era su vida. Surgen entonces las interrogantes ¿Por què a mi? ¿Qué he hecho para merecer esto? ¿Què pasará de ahora en adelante?

Lo primero es aplicar el principio de vivir un día a la vez y sobre todo, llegar al pleno convencimiento de que no estamos solos. Que Dios no nos ha abandonado, y que por eso, nos ha dado una segunda oportunidad de vivir, a través de la diálisis, cuando a veces nos habíamos rendido.

Toda persona, sana o enferma, debe tener una razón para vivir. Esto es el motor que nos impulsa a crear nuevas ilusiones cada día; es lo hermoso de vivir. Crear nuevos proyectos de vida, nos ayuda a mantenernos vigentes en la sociedad.

Una razón para vivir, puede ser cualquier opción: los hijos, los padres, esposa, esposo; la familia en términos generales, un proyecto con el que habíamos soñado y que antes no nos atrevíamos a poner en marcha, ayudar a los compañeros pacientes, etc. Inténtalo.

0 comentarios